Jorge Rafael Videla pasó gran parte de su carrera en Tucumán. Primero estuvo afectado como responsable de las operaciones militares en la región, luego como gobernador interino -durante un mes- y, ya como presidente de facto, visitó cinco veces la provincia.
Un hecho que los memoriosos periodistas de LA GACETA recopilaron del archivo, es que durante la Navidad de 1975, Videla pasó esa noche con las tropas afectadas a las operaciones contra los subversivos y, durante la arenga, "adelantó entre líneas" que la intención de las Fuerzas Armadas era asestar, como un objetivo final si era necesario, el golpe al gobierno político de la peronista Isabel Martínez de Perón.
Videla había asumido el 9 de diciembre de 1968 como segundo comandante y jefe de Estado Mayor de la V Brigada de Infantería, con asiento en Tucumán. El presidente de facto era Juan Carlos Onganía (1966-1970), tras el golpe que derrocó a Arturo Illía. Entonces, el cierre de 11 (de 27) ingenios en Tucumán habían destruido la economía provincial y el clima social era de total descontento.
El 3 de agosto de 1970, el coronel Videla asume interinamente la gobernación de Tucumán, en lugar del renunciante coronel Jorge Augusto Daniel Nanclares. Este aclaró entonces que su salida no era por discrepancias con el gobierno central sino por razones de salud.
El ex dictador ejerció el cargo hasta el 4 de septiembre de 1970, sin tomar decisiones relevantes para la provincia sino apuntando a mantener el orden social, cuando lo remplazó el licenciado Carlos Alfredo Imbaud.
La aparición de células subversivas en los montes tucumanos y catamarqueños habían movilizado a las Fuerzas Armadas. Era diciembre de 1975, cuando Videla llegó a Tucumán para pasar la Navidad con las tropas. Ese día reiteró que" la lucha antisubversiva se extenderá hasta donde el extremismo pretenda hacer pie, y exhortó "a luchar contra la inmoralidad".
Faltaban exactamente tres meses para el golpe del 24 de marzo de 1976. En aquel mensaje, Videla, ya como comandante general de Ejército, señaló: "La especulación política, económica e ideológica deben dejar de ser medios usado por grupos de aventureros para lograr sus fines. El orden y la seguridad de los argentinos deben vencer el desorden y la inseguridad. Así, sólo así, la República recobrará su fe y espíritu nacional, que hasta no hace mucho la había caracterizado".